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10 Mar
10Mar

Lastimosamente siempre existe un riesgo de ser una víctima cuando se trata de dinero, a pesar de todos los esfuerzos que hacen las entidades financieras por proteger a sus usuarios. Una buena parte de la responsabilidad de la seguridad recae en la propia persona, así que hay que informarse continuamente para prevenir fraudes.

Entre las prácticas que puede hacer una persona para proteger su dinero es no compartir sus claves, ni números asociados ni contraseñas de las cuentas bancarias. Los puede anotar en algún lugar, pero que sea discreto y preferiblemente de una manera que nunca otra persona pueda descifrar. También deberían estar anotados en un lugar lejos de los productos financieros para que no sea fácil de identificar su uso.

Hay que vigilar muy bien que terceros no tengan acceso a estos datos secretos, y cambiar las claves inmediatamente si otra persona ha tenido acceso a ellos. Es más, lo realmente recomendables es cambiarlos de forma regular cada par de meses incluso si no ha ocurrido nada fuera de lo común, como una medida preventiva.

Las tarjetas de crédito hay que tenerlas a la vista siempre a la hora de realizar un pago. Hay que ver que la cantidad cobrada sea la correcta y que la tarjeta devuelta sea la propia. Se debería evitar a toda costa que una persona que no sea el encargado de atender manipule la tarjeta de cualquier manera, al igual que nunca deberían llevársela lejos de dónde puedas verla.

Las tarjetas de crédito son útiles pero peligrosas por todos estos factores que hay que tener en cuenta a la hora de utilizarlas. En general, sale mejor acudir a préstamos personales estando en el asnef y sin aval para hacer compras a crédito, en lugar de utilizar la tarjeta. En pocos minutos se obtiene el dinero necesario para pagar.

Además, los créditos son mucho más seguros y sanos para las finanzas porque se tiene claro cuánta es la cantidad exacta obtenida para como un crédito. Esto funciona muy bien para no caer en deudas que no se pueden pagar, como suele ocurrir con las tarjetas.

Las transacciones por internet son delicadas, y hay que fijarse muy bien en algunos detalles para que la compra sea segura. Las páginas en las que se van a ser las compras deben estar protegidas por protocolos de seguridad, y tener reputación comprobada. Es el caso de las páginas de las entidades financieras en las que se solicitan préstamos personales online rápidos.

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