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08 Jan
08Jan

Cuando se toma la decisión de emprender, se hace con un proyecto de negocio claro en la cabeza. Una idea, apenas un embrión, que empieza a tomar forma cuando empezamos a elaborar el documento empresarial correspondiente. Es decir, cuando comenzamos a trazar el plan de negocio. En ese plan deben recogerse, entre otras cosas, los datos relativos a la financiación inicial con la que contamos, los objetivos prioritarios de la empresa, el sector en el que se moverá, los productos y servicios que ofrecerá y, por supuesto, su valor diferencial en relación con nuestra competencia principal. Ese esquema nos servirá para empezar a desarrollar el proyecto en sí.

En lo relativo a la financiación, las cosas no suelen ser sencillas, a menos que ya contemos con una suma de dinero inicial. Es la suerte que suelen tener empresarios y empresarias que disponen de ahorros de muchos años, o que directamente tienen un sueldo o una herencia que les permite invertir con la precisión que hace falta. Sin embargo, otras personas deben buscar vías de inversión alternativas. Por ejemplo, las subvenciones estatales, pues cada vez hay más ayudas públicas al emprendimiento a las que los candidatos a crear su propia empresa pueden recurrir. Otra opción es recurrir créditos rápidos online esporádicos para cubrir gastos muy concretos.

No obstante, la financiación siempre debe ir de la mano con los gastos, y por eso sería un error hacer los trámites necesarios para conseguir el dinero necesario sin saber primero en qué debemos gastarlo. Un negocio cien por cien online no necesitará invertir en el alquiler de un local, y el dinero necesario para crear la empresa dependerá al cien por cien del marketing y de la publicidad, y de si, por ejemplo, queremos introducir en nómina a un experto en marketing, o preferimos contar con la labor de un freelance o con la subcontratación de una agencia de publicidad.

Todo, desde el gasto de nuestros ahorros hasta las cifras que solicitemos en cuanto a préstamos personales, variará en función de las primeras decisiones corporativas que tomemos. La planificación inicial es, por ello, fundamental.

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