Ya llega el buen tiempo, el deseado verano está a la vuelta de la esquina y, como no podía ser menos, desde junio hasta bien entrado septiembre, es habitual la celebración de bodas.
Cuando nos invitan a una boda, nuestro primer pensamiento es de agradecimiento por el hecho de que hayan contado con nosotros para compartir con los novios ese día tan especial y único, pero al instante, nos asalta la preocupación por el dinero que vamos a tener que desembolsar para el regalo y para nuestro vestuario. Y ojo, la preocupación no es porque no queramos obsequiarle con el mejor de los regalos que merecen, sino porque no vamos a poder disponer del efectivo necesario para todos los gastos que implica el asistir como invitados a una boda.
El dinero que se suele dar para una boda rondaría los 300 €, y de ahí en adelante; si a esto le sumamos nuestro vestuario, complementos, peluquería y estética, por ejemplo, aunque cada cual puede elegir que gasto quitar de la lista de prioridades; por hacernos una idea y fijar una cantidad estimada, diríamos que ser invitados a un enlace nupcial, nos vendría a costar unos 600 u 800 €.
En estos casos y, para no vernos apurados al no poder obsequiar a los novios con lo que se considera como cantidad mínima, o aprovechar un traje que teníamos colgado en el armario de unas temporadas atrás, podemos ayudarnos de unos créditos urgentes. De hecho, el capital que prestan como máximo es de unos 500 o 700 €, o un poquito más, si ya hemos solicitado unos préstamos rápidos a través de ellos. De esta manera, eliminaremos el agobio de no contar con el efectivo suficiente para no quedar como unos rácanos, o no lucir a la última y de la forma apropiada, a esa celebración.
La ventaja, aparte de la económica y de la facilidad para acceder a ellos, es la agilidad y la urgencia con que podemos disponer del efectivo. El índice de solicitudes aprobadas es muy alto. Una vez que hay acuerdo por ambas partes y pasamos a la contratación, la disponibilidad del dinero es resuelta en 24 o 48 horas como máximo y solo en el caso que nuestra cuenta bancaria no coincida con alguna de las entidades con las que ellos operan.
Con el dinero en el bolsillo, ya solo nos queda ocuparnos de los preparativos. Y, como colofón para el día de la celebración del enlace, acompañar a nuestros amigos en ese día tan emotivo y disfrutar de esa conmemoración como realmente se merece.